“El Nodo Desierto Vivo es un instrumento de ANID que es fundamental para la articulación del medio con la CTCi”

El director ejecutivo del Parque Científico Tecnológico de la Universidad Católica del Norte y del proyecto Nodo Desierto Vivo, Nelson Rubilar, ingeniero comercial de profesión, magister en innovación y emprendimiento tecnológico con experiencia en el desarrollo de instrumentos de fomento a la producción de la industria en la región de Antofagasta, aborda los desafíos de este proyecto que se encuentra en el año 3 de ejecución y que busca generar estrategias para acercar la ciencia, la tecnología, el conocimiento y la innovación a la comunidad de la macrozona norte.

¿Qué es la CTCi?

La ciencia, tecnología, conocimiento e innovación son las diversas dimensiones que maneja el Ministerio de Ciencia en el marco de la implementación de la Política Nacional de CTCi que enfoca una serie de acciones desde diversos instrumentos técnicos en los márgenes de conocimiento e innovación respecto del desarrollo de los territorios con sus diversidades.

¿Es el Nodo de CTCi un instrumento técnico?

Así es. Es un instrumento que se crea en el 2021 al alero de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, ANID, para lograr la aceleración del impacto territorial de la ciencia, tecnología, conocimiento e innovación para las diversas zonas estratégicas del país. En el caso del Nodo Desierto Vivo, el territorio que le corresponde abordar es la Macrozona Norte.

¿Específicamente, qué regiones incluye la Macrozona Norte?

Incluye el territorio que en gran parte abarca el Desierto de Atacama: las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta y Atacama.

¿Cómo logra el Nodo Desierto Vivo vincularse con este territorio tan extenso?

Con este ya son 3 años de trabajo en el territorio, todo coordinado desde el Parque Científico Tecnológico, pero con un plan de trabajo estratégico de la mano de las principales universidades de la zona comprometida, de norte a sur: la Universidad de Tarapacá, la Universidad Arturo Prat, la Universidad Católica del Norte, la Universidad de Antofagasta y la Universidad de Atacama.

¿Cómo logran coordinar un trabajo eficiente con diversos actores?

En general las directrices vienen desde ANID, quienes han acompañado a los equipos de los cinco nodos a nivel nacional para abordar de la mejor manera el objetivo principal que es la aceleración del impacto de la CTCi en cada territorio, no obstante se desarrolló una Hoja de Ruta sobre la base de una metodología de Cambridge, la cual fue trabajada y socializada con los diferentes actores de las tres gobernanzas que componen el Nodo Desierto Vivo. Este documento, el que está siendo actualizado, referente a las necesidades que han ido surgiendo producto de las dinámicas de cada región es la línea base del trabajo que realizamos con el objetivo de dinamizar las acciones en función de diversas iniciativas que tienen como fin aterrizar la investigación científica en las comunidades que conforman el ecosistema de la CTCi de la Macrozona Norte.

¿Cómo se relacionan las regiones en función de esta Hoja de Ruta?

La Hoja de Ruta arrojó diversas brechas en temáticas de CTCi y de capacidades en cada región, las cuales es importante atender con el fin de dinamizar las acciones con un ecosistema articulado y capacitado. Es ahí nuestra labor.

¿Qué viene?

Lo importante es continuar trabajando para aportar con la implementación de la Política Nacional de CTCi socializada y diversificada en el país y, por nuestra parte, como Nodo Desierto Vivo, seguiremos fortaleciendo las bases en las diversas líneas de gobernanzas para lograr el objetivo de sacar la ciencia a los territorios, ya que el Nodo Desierto Vivo es un instrumento de ANID que es fundamental para la articulación del medio con la CTCi.